La pandemia interrumpió nuestras vidas tal como la conocíamos, hizo que el mundo se detuviera colectivamente y finalmente cambiara a una nueva normalidad. Es por ello que cuando el gobierno decretó el confinamiento por primera vez, ninguno de nosotros, los estudiantes, sabíamos qué esperar. La universidad decidió cerrar sus puertas y trasladar todos los cursos en línea, sin embargo nunca anticipé que duraría tanto.
Al principio, como todo lo nuevo, fue un desafío tanto para los alumnos como para los maestros, pero pienso que el reto más grande fue especialmente para los docentes, puesto que la mayor parte de ellos son boomers y tienen inmensas dificultades con la tecnología; ello a pesar de que fueron instruidos mediante cursos de capacitación antes de empezar la virtualidad; felizmente al transcurrir los meses todos fuimos aprendiendo en la marcha.