«La única y verdadera mundialización que estaría al
servicio del género humano es la comprensión de la
solidaridad intelectual y moral de la humanidad.»
Edgar Morin
La visita del pensador francés Edgar Morin a la Universidad Ricardo Palma, en julio de 2007, motivó un proceso de reflexión sobre el método y las ideas rectoras de la educación apropiados para el siglo XXI. En su conferencia magistral “Los siete saberes necesarios de la educación del futuro”, manifestó que la educación dominante enseña a separar los objetos de conocimiento de su contexto, dedicándose fundamentalmente a clasificarlos en conocimientos parcelarios.
Este tipo de educación ha contribuido a una visión fragmentada del mundo, en gran medida responsable de los altos niveles de pobreza y exclusión social, así como del deterioro de la educación y del medioambiente en el planeta. En lugar de resolver los problemas que aquejan a la humanidad, como ha promovido, se ha convertido en parte de ellos.
Morin llega con la propuesta del pensamiento complejo como una forma de abordar el aprendizaje del conocimiento y, por tanto, una manera quizás más apropiada —seguramente más útil— de interpretar, comprender e interactuar en el mundo. Nos reta a tratar de responder interrogantes como las siguientes: ¿Qué trascendencia tiene la reforma del pensamiento que nos propone, en la construcción de una sociedad equitativa e inclusiva? ¿Cómo puede el pensamiento complejo ingresar en la educación superior y complementar la construcción y el uso del conocimiento en nuestro medio? ¿Cómo puede ayudarnos a ampliar nuestro medio para integrarlo a esa Tierra Patria de la que habla? ¿Cómo motivar la formación, socialización y el debate con la ayuda de esta propuesta innovadora del pensamiento contemporáneo?.
La diversidad social fragmentada que caracteriza al Perú, producto del choque de civilizaciones en la conquista, inició un proceso de marginación de las culturas originarias, que continúa hasta la actualidad y se sostiene en esa visión reduccionista y positivista del sistema dominante. Hoy, la escasa producción de conocimiento científico y tecnológico de las universidades e institutos de investigación, se debe también a esa visión fragmentada, aislada del contexto social, geográfico y ambiental.
El deterioro de la educación es una consecuencia de la falta de asertividad y de apertura para comprender los problemas de la educación. Es producto de un pensamiento reductor y disyuntivo que caracteriza a los sectores más importantes de la política, de la intelectualidad, de la cultura y la academia.
Morin nos plantea que, frente a la incertidumbre y lo imprevisto, frente a la trama compleja de orden, desorden y organización que nos constituye, existe “una crisis de entendimiento”, y nos propone tratar de resolver esta disociación a través de la reforma del pensamiento: “el pensamiento que aísla y separa tiene que ser remplazado por el pensamiento que une y distingue. El pensamiento disyuntivo y reductor debe ser reemplazado por un pensamiento complejo, en el sentido original del término complexus: lo que está tejido en conjunto”.
Para Morin, esta revolución paradigmática depende de una revolución propia de la conciencia, y nos precisa: “no se puede reformar las instituciones si no se reforman los espíritus y no se puede reformar los espíritus sin reformar las instituciones”. Deja claro, además, que: “la revolución paradigmática no solo amenaza los conceptos, las ideas, las teorías, sino también el estatus, el prestigio y la carrera de todos aquellos que viven material y psíquicamente de la creencia establecida; cambiar de paradigma es a la vez cambiar de creencias, de ser y de universo”.
Por todo ello, es necesario un enfoque educativo capaz de enseñar a pensar desde la complejidad a la gente de todas las edades, capaz de modificar nuestros modelos mentales para desarrollar competencias, reforzar hábitos de trabajo basados en la confianza, la comunicación y el respeto a la dignidad humana. Este enfoque educativo permitirá, desde la complejidad, articular la inteligencia colectiva nacional e internacional.
Transitar por la obra de Morin es iniciar un proceso de comprensión de la condición humana, de entendimiento de nuestra dimensión individual y universal, de nuestros aciertos y limitaciones. En este proceso podremos construir una estrategia de pensamiento que contribuya a enriquecer nuestra vida personal y social. Es una aventura por la trama compleja de la naturaleza humana y su mundo histórico-social.
Es una responsabilidad impostergable responder a su llamado con miras a construir un mundo más humano y equitativo. Por ello, la Universidad Ricardo Palma, con el apoyo de la Embajada de Francia en el Perú, se suma a las instituciones que trabajan en esta línea a través de la creación del Instituto Peruano del Pensamiento Complejo Edgar Morin (IPCEM). El propio Dr. Morin, como Presidente Honorario, acompaña al Dr. Iván Rodríguez Chávez, Rector de la Universidad Ricardo Palma y Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores en la presidencia del instituto.
El IPCEM nace vinculado a la Association pour la Pensée Complexe de París y tiene entre sus objetivos el de promover el desarrollo humano y una educación pertinente en el país, así como construir un espacio democrático y solidario que asocie a instituciones y personas comprometidas con la difusión del pensamiento complejo y con la reforma del pensamiento.
Es también de vital importancia para el IPCEM la formación general en temas de complejidad y la realización de investigaciones relacionadas con la educación, el desarrollo social, la gestión de las organizaciones y la sostenibilidad del medio ambiente, desde el enfoque de la complejidad.
Por estas razones, entre el 26 y el 28 de agosto convocamos junto con la Embajada de Francia en el Perú, y con la participación de expertos de Argentina, Colombia, Cuba, Italia, Francia, EE.UU.y otros países, al I Simposio Internacional del Pensamiento Complejo, para debatir y difundir los conocimientos y experiencias que se están dando a nivel mundial, a fin de encarar los problemas de la sociedad contemporánea.
Mg. Teresa Salinas Gamero
Directora Ejecutiva del IPCEM